España lidera el desarrollo de las directrices comunes de la Unión Europea para las actuaciones de reforestación establecidas en la Estrategia de Biodiversidad para 2030
España cuenta con una larga experiencia y trayectoria en las actuaciones de plantación a gran escala para combatir la desertificación, así como en la reforestación tras el paso de incendios forestales, por lo que se ha comprometido a apoyar a la Comisión Europea en esta materia
Estas directrices sobre reforestación se desarrollarán de acuerdo con principios favorables para la biodiversidad y para el mantenimiento de la resiliencia de los ecosistemas forestales y abordarán, en particular, la necesaria adaptación a las condiciones climáticas futuras.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) pone en valor así la experiencia española en la conservación y gestión forestal sostenible, pero también el compromiso de España con la recuperación verde. Promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, la gestión sostenible de las superficies forestales, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica constituye uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 con el que nuestro país se encuentra firmemente comprometido.
Pese a albergar una buena parte de la vida sobre la tierra, ejercer un rol fundamental en el secuestro y almacenamiento de carbono, mantener saludables el aire, el suelo y el agua, y suministrar alimentos y refugio, la situación de los ecosistemas forestales en Europa es motivo de preocupación, de acuerdo con los diferentes informes sobre el estado de conservación de la naturaleza y la biodiversidad de los bosques en Europa.
En este sentido, la Estrategia de Biodiversidad de la UE reconoce el papel multifuncional de los bosques y de los ecosistemas forestales para el logro de las políticas y objetivos de conservación de la naturaleza y biodiversidad de la UE, para la mitigación y adaptación climática, así como para la salud y el bienestar de todos los ciudadanos, y para el desarrollo socioeconómico a largo plazo de Europa.
Los bosques constituyen un elemento esencial para la protección del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios ecosistémicos y el desarrollo social y económico, con especial incidencia en las zonas rurales.