Indultos para abrir una nueva etapa de diálogo y reencuentro
Una medida valiente, reparadora y en favor de la convivencia, adoptada por un Gobierno que busca lo mejor para Cataluña y para España, que va a seguir trabajando por el entendimiento -nunca por el enfrentamiento- y que está convencido de que la unión es el instrumento que necesitamos para impulsarnos como país
En la semana en que el Consejo de Ministros aprobó los indultos a los nueve condenados en el juicio del procès, el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, además del Ejecutivo progresista y la dirección del PSOE, se han volcado en trasladar a la sociedad los motivos, fundamentos jurídicos y utilidad pública de una decisión que –como explicó el presidente en su declaración institucional posterior a la concesión- “es la mejor para Cataluña, la mejor para España y la más conforme con el espíritu de concordia de la Constitución”.
Los indultos son una medida “valiente, reparadora”, en favor de la convivencia y encaminada a reducir la discordia política y territorial; además de “un paso” decisivo para “tender puentes” y “abrir un nuevo tiempo de diálogo” que Cataluña y España se merecen. También, la demostración palpable de que el Gobierno de España “trabaja y va a seguir trabajando por el entendimiento, y nunca por el enfrentamiento”.
Y representan además un gesto que reclamaban sectores muy representativos de la sociedad catalana y española; una amplia base ciudadana y de prescriptores de opinión, que ha ido creciendo día a día, convencidos de que no solo merece la pena y es legítimo tratar de solucionar un conflicto que nos lastra como país desde hace ya demasiados años, sino que es la obligación de cualquier Gobierno responsable.
Un apoyo social que pudo verse el lunes en el acto ‘Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España’, protagonizado por Pedro Sánchez en el Gran Teatro del Liceu, ante 300 representantes de la sociedad catalana, y ante los que el líder socialista habló de la necesidad de “ofrecer una ruta abierta por donde caminar, por donde podamos avanzar todos juntos” en pos de “un nuevo proyecto de país”. Y de que se produzca al fin “el reencuentro de la propia sociedad catalana consigo misma, y de toda ella con el resto de la sociedad española, en un contexto de profunda renovación”.
Días antes de la concesión de esta medida de gracia recogida en nuestra Constitución, el secretario de Organización y ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, argumentó a su favor al afirmar que “hacer las cosas por Cataluña es también hacerlas por España”, y que la unidad se consigue “uniendo a los españoles”.
En ese sentido explicó que “queremos una España unida -que no única- desde la diversidad, las diferencias, los sentimientos distintos, también las aspiraciones legítimas de cada comunidad”, frente a quienes “hablan en términos de uniformidad, que no solo es desconocer la pluralidad del país, es simplemente despreciarla”, dijo Ábalos en un acto en Sevilla, para acto seguido concluir que “el sentimiento de pertenencia a una nación es querer vivir juntos y desarrollar un proyecto en común”.
También, y en el mismo día en que fueron aprobados los indultos por el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, se dirigió a quienes “no entienden” o “no consideran” que deban concederse, para señalar que “deben de confiar” en que es solo “a través de la palabra” como “las sociedades avanzadas y democráticas” logran “seguir caminando en un destino común”.
En la habitual rueda de prensa posterior al Consejo, Montero remarcó que “es evidente que necesitamos coser las heridas y restaurar esa confianza perdida. Esto no se va a hacer de la noche a la mañana, no somos ingenuos, llevará tiempo, pero confiamos en que este paso que estamos dando con altura de miras, con el espíritu constitucional sea el primero de una nueva era y, por tanto, de un nuevo comienzo para todos”.
Editorial de El Socialista