El alcalde Carlos González ha recordado los valores ligados al nombre del jardín: respeto, tolerancia, pluralidad…
El alcalde Carlos González, acompañado por la concejala de Relaciones Institucionales Mireia Mollà, y los ediles de Barrios y Pedanías Héctor Díez, de Igualdad e Inmigración Teresa Maciá, de Responsabilidad Social Esther Díez, y de Parques y Jardines Antonio García, ha reinaugurado el jardín de Lucrecia Pérez, en Carrús Oeste. El espacio público, que ya honraba la memoria de la víctima del primer crimen racista de España desde mediados de los noventa, fue suprimido en 2013, y, tras la construcción del aparcamiento, se renombró como plaza de la Aparadora. Hoy, se ha vuelto a recuperar: la zona noroeste de la manzana vuelve a ser el jardín de Lucrecia Pérez; la sureste, continuará siendo la plaza de la Aparadora.
El alcalde, que ha reconocido la emotividad del acto, al haber estado presente en la inauguración original de 1995 durante el mandato de Diego Maciá, ha declarado de manera contundente que “el callejero no puede ser un documento aséptico”, y que “debe reflejar el sentir de Elche”. Ha admitido que, durante el siglo XX, la nomenclatura de la ciudad ha dejado de lado a las mujeres, y que por eso, desde el Ayuntamiento, se trata de compensar designando espacios públicos, calles y plazas con nombres femeninos y que reflejan “los valores de la ciudadanía”, como en el caso de Lucrecia Pérez: “respeto, tolerancia, pluralidad y la lucha contra la xenofobia y el racismo”. Y a continuado: “Pérez está ligada a Elche porque nuestra localidad es acogedora, integradora, plural y que respeta al diferente”, ha dicho antes de repudiar el “abominable crimen” y desear que “no se vuelva a repetir”.
La iniciativa partió de la representante del movimiento vecinal Gabriela Grau, cuya solicitud al Consistorio fue escuchada e intervino en el Pleno para ratificar la decisión. “Es de justicia social”, ha manifestado, “Lucrecia Pérez fue una de las primeras mujeres asesinadas en España por ser mujer, extranjera y pobre”, y ha agradecido a la Corporación Municipal que su petición haya sido escuchada, porque, cree, “es el sentir popular”.
Extranjera, negra y pobre
Mireia Mollà ha rememorado las circunstancias del asesinato que conmocionó al país a principios de los noventa. “La mataron por extranjera, negra y pobre, a las nueve de la noche del 13 de noviembre de 1992, en Aravaca”, reza el extracto del sumario del fiscal del caso que ha leído la concejala. “Cuatro individuos (dos de ellos menores) entraron en la discoteca abandonada y dispararon contra Lucrecia Pérez y otra persona, dejando desamparada a su hija Kenia de seis años”. Mollà recordó cómo rápidamente las calles fueron reivindicadas para la convivencia, y las históricas manifestaciones: “Barcelona vivió la manifestación antirracista más grande de la historia de España”. Y ha puntualizado que “la muerte de Lucrecia Pérez”, como ya dijo Kenia, “marcó un antes y un después en la conciencia social española, pero hizo falta una tragedia para unirnos”. Mollà ha concluido su locución leyendo el poema ‘Justicia poética’ de Rosa Berbel, en una mañana que ha sido para el recuerdo y la reivindicación.