Un equipo internacional de astrónomos ha encontrado un sistema estelar sin precedentes en nuestra propia galaxia. Los científicos creen que una de sus estrellas, «tan solo» a unos 8.000 años luz de la Tierra, es la primera en la Vía Láctea que puede producir una peligrosa explosión de rayos gamma, uno los eventos más energéticos y peligrosos del Universo, cuando explote como supernova masiva y muera. Y eso sucederá «pronto» en términos astronómicos, desde hoy mismo a dentro de 100.000 años. Por fortuna, el bombazo no apunta a la Tierra. Si lo hiciera, una ráfaga tan poderosa a esa proximidad podría barrer la atmósfera y dejarnos indefensos ante los rayos ultravioletas del Sol.
«No esperábamos encontrar un sistema como este en nuestro propio vecindario», reconoce Joe Callingham, del Instituto Holandés de Radioastronomía y autor principal del estudio, publicado este lunes en la revista «Nature Astronomy». Sin embargo, el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO) lo capturó en la constelación de Norma en el hemisferio sur, justo debajo de la cola de Escorpio.
Apodado Apep (Apofis) en honor al dios egipcio del caos, que se representa en forma de una gigantesca y poderosa serpiente, este sistema en espiral de singular belleza guarda en su corazón un par de estrellas calientes y luminosas, además de una tercera compañera solitaria unidas por la gravedad. Conocidas por los astrónomos como Wolf-Rayets, la pareja de gigantes cósmicos se orbita entre sí cada cien años aproximadamente. Esta danza orbital dura apenas unos cientos de miles de años, un abrir y cerrar de ojos en términos cosmológicos. Mientras ocurre, las estrellas lanzan enormes cantidades de material en forma de viento estelar que fluye a la asombrosa velocidad de 12 millones de kilómetros por hora, 100.000 veces más rápido que un huracán en la Tierra. Estos vientos estelares en colisión han creado los preciosos penachos que rodean al sistema estelar triple.
En comparación con la extraordinaria velocidad de los vientos de Apep, el propio remolino de polvo que rodea las estrellas gira a un ritmo pausado, sepenteando a menos de 2 millones de kilómetros por hora. Los investigadores creen que esta discrepancia es consecuencia de la acción de una de las estrellas del sistema binario, que lanzaría tanto un viento rápido como uno lento en diferentes direcciones. «Es algo asombroso. Como encontrar una pluma a la deriva atrapada en un huracán», dice Peter Tuthill, de la Universidad de Sídney.
Tanta energía como el Sol en toda su vida
Esto implicaría que la estrella se encuentra en rotación casi crítica, es decir, «que gira tan rápidamente que podría estar cerca de la destrucción», dice Benjamin Pope, coautor de la Universidad de Nueva York. Estas estrellas Wolf-Rayet podrían lanzar un estallido de rayos gamma, el evento más extremo en el Universo después del Big Bang, la gran explosión que dio origen a todo. «La estrella masiva, en la última fase de su vida, estallará en cualquier momento desde ahora y en unos 100.000 años. Sé que parece mucho tiempo, pero para una estrella este es el último minuto de su vida», explica Callingham a ABC.
Estos estallidos duran entre unas pocas milésimas de segundo y unas pocas horas, y pueden liberar tanta energía como la que producirá el Sol durante toda su vida. Se cree que los de larga duración, que duran más de 2 segundos, pueden ser causados por explosiones de supernova o por estrellas Wolf-Rayet de rotación rápida.
Afortunadamente, parece que Apep no apunta a la Tierra, porque una ráfaga de rayos gamma causada por esta proximidad podría eliminar el ozono de la atmósfera, aumentando nuestra exposición a la luz ultravioleta del Sol. «Una explosión semejante podría poner en peligro a la Tierra, aunque seríamos increíblemente desafortunados si nos alcanzara directamente. Eso sí, cuando explote,será la estrella más brillante del cielo durante algún tiempo», revela el científico.
En última instancia, los investigadores no pueden estar seguros de lo que el futuro tiene reservado para Apep, si realmente acabará como un estallido colosal. Como puntualiza Tuthill, «el sistema puede ralentizarse lo suficiente como para que explote como una supernova normal en lugar de una explosión de rayos gamma. Sin embargo, mientras tanto, está proporcionando a los astrónomos un asiento de primera fila en la bella y peligrosa física que no hemos visto antes en nuestra galaxia».
Fuente | ABC – Judith de Jorge