El telescopio espacial de la NASA ha descubierto más de 2.600 mundos fuera del Sistema Solar
Ha llegado el momento de la jubilación para Kepler. El telescopio espacial de la NASA se ha quedado sin combustible y ya no podrá seguir buscando mundos fuera de nuestro sistema solar. La NASA anunció el martes en rueda de prensa el fin de la misión de este instrumento que durante los nueve años que lleva explorando nuestra galaxia ha descubierto más de 2.600 exoplanetas, algunos de ellos con las condiciones necesarias para que, en teoría, puedan albergar algún tipo de vida. A principios de mes, además, se anunció el descubrimiento de la primera exoluna : un satélite del tamaño de Neptuno orbitando un planeta gigante gaseoso a 8.000 años luz.
Un legado que, según ha declarado Thomas Zurbuchen, director asociado de Ciencia de la NASA, “ha superado ampliamente todas las expectativas y ha puesto las bases para que exploremos y busquemos vida tanto dentro como fuera del Sistema Solar”.
La retirada del telescopio no ha sido una sorpresa para los investigadores que trabajan con él, según comenta a EL MUNDO Dimitar Sasselov, astrofísico de la Universidad de Harvard y uno de los científicos que contribuyó a diseñar la misión: “Lo esperábamos debido a cuestiones técnicas, pues la cantidad de combustible era limitada”, dice el científico, que asegura sentirse “triste y feliz al mismo tiempo” ante el cese de operaciones del telescopio. “Estoy contento por el impresionante legado de la misión. Gracias a Kepler, ahora sabemos que vivimos en un Universo rico en puertos que podríamos llamar hogar. La fracción de planetas parecidos a la Tierra descubiertos ha superado nuestras expectativas, incluso las que eran más optimistas”, resume el astrofísico.
Desde que fue lanzado al espacio, el 7 de marzo de 2009, Kepler ha buscado planetas potencialmente habitables fuera del Sistema Solar pero, como ha recordado William Borucki, el que fuera investigador principal del telescopio, cuando hace 35 años empezaron a concebir la misión, no se conocía ningún exoplaneta. Ahora, añade, “sabemos que los hay por todas partes“.
Tras quedarse sin combustible, dejará de hacer ciencia
Uno de los aspectos más destacados en la búsqueda de exoplanetas ha sido descubrir la gran variedad de mundos que hay en nuestra galaxia. Los que con más frecuencia ha encontrado no son como los que tenemos en nuestro sistema solar. De hecho, el tamaño que más se ha visto oscila entre el de la Tierra y Neptuno.
Esos mundos orbitan, asimismo, distintos tipos de estrellas; algunas son parecidas a nuestro sol y otras son completamente diferentes. Incluso se han encontrado mundos que orbitan dos soles. Así, en junio de 2016 se anuncio el descubrimiento de Kepler-1647b, un planeta gigante que gira alrededor de dos estrellas a 3.700 años luz y que recordó al Tatooine que se recreó en La guerra de las galaxias.
Kepler también contribuyó a confirmar uno de los hallazgos de exoplanetas más mediáticos. El descubrimiento de un sistema solar con siete Tierras a 39 años luz alrededor de la estrella TRAPPIST-1, anunciado en febrero de 2017 y observado por el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral.
Medio millón de estrellas observadas
Kepler comenzó su tarea observando de manera continua el brillo de 150.000 estrellas en una región del cielo de la constelación de Cygnus. Su misión debía durar, como mínimo, tres años y medio pero, como todo iba bien, fue ampliada. Sin embargo, cuatro años después del inicio de las operaciones una serie de fallos técnicos obligaron a interrumpir las observaciones y a cambiar los planes para la extensión de su misión. Los ingenieros dieron con una forma de solucionarlos parcialmente y permitir que siguiera trabajando de forma limitada (en una misión paralela que se denominó K2), lo que supuso que finalmente el telescopio haya podido estudiar más de medio millón de estrellas.
Según la NASA, observar tantos astros está permitiendo comprender mejor su comportamiento y sus propiedades, aspectos necesarios para estudiar los planetas que los orbitan. Por otro lado, ha ayudado a esclarecer la historia de la Vía Láctea y el proceso por el cual el Universo está expandiéndose en la actualidad.
Entre los últimos descubrimientos realizados con los datos de Kepler destaca la estimación de que entre el 20 y el 50% de las estrellas visibles probablemente tienen pequeños planetas rocosos, de un tamaño similar al de la Tierra, situados en la zona habitable de su estrella, es decir, a una distancia que en teoría le permitiría albergar agua líquida, pues ni está demasiado cerca como para evaporarse ni demasiado lejos para estar congelada.
Pero el obituario de Kepler que la NASA escribe esta semana no se cierra hoy. Tal y como señala Jessie Dotson, científica de la misión en el Centro de Investigación Ames de la agencia espacial estadounidense, el final de las operaciones del telescopio, cuyo coste se estima en 680 millones de dólares, no significa el fin de sus descubrimientos. La gran cantidad de datos que ha ido recopilando durante casi una década ya están en manos de los científicos, que los están interpretando y que les mantendrán ocupados durante al menos otros diez años.
Según explica Sasselov, el telescopio se quedará ahora vagando por el espacio sin combustible. Quién sabe, se pregunta el científico, si “quizás en un futuro muy lejano, la humanidad sea capaz de traerlo de vuelto para exhibirlo en un museo”.
Vía | El Mundo – Teresa Guerrero